Reseña del libro “Etnicidad, identidad y barbarie en el mundo antiguo”

Reseña del libro “Etnicidad, identidad y barbarie en el mundo antiguo”

Compartimos con todos vosotros una reseña del libro Etnicidad, identidad y barbarie en el mundo antiguo de Gonzalo Cruz Andreotti y Francisco Machuca Prieto, publicada en el vol. 54 núm. 2 (07.2023) de Pyrenae, Revista de Prehistòria i Antiguitat de la Mediterrània Occidental, publicada por el Departament de Prehistòria, Història Antiga i Arqueologia de la Universitat de Barcelona.

Reseña de María José Estarán Tolosa.

El volumen Etnicidad, identidad y barbarie en el mundo antiguo, de Gonzalo Cruz Andreotti y Francisco Machuca Prieto, es una obra rigurosa y, a la vez, amena y didáctica en la que la compleja cuestión de la identidad étnica en el mundo antiguo se expone —con todas sus aristas y desde todas sus perspectivas— de manera asequible para el lector iniciado no necesariamente especializado en la materia. Se trata de un libro idóneo para adquirir las ideas clave, delimitar conceptos y, además, con recursos para que el lector pueda ampliar conocimientos e, incluso, explicarlos a los alumnos en el contexto de la docencia universitaria. El estilo de esta obra es, pese a su profundidad, agradable e incita a continuar leyendo sus líneas, en un verdadero ejercicio de redacción a cuatro manos escrito con cuidado y dedicación.

Para redactar obras de síntesis es requisito sine qua non conocer profundamente el tema en cuestión, y este es el caso de ambos autores, cuya experiencia en el manejo de los tres conceptos que enuncia el título del libro está sobradamente demostrada en su trayectoria bibliográfica (Cruz Andreotti, 2004, 2009, 2016; Machuca Prieto, 2019, 2020).

Este volumen está estructurado grosso modo en dos partes: la primera tiene un carácter introductorio sobre los conceptos de «identidad» y «etnicidad»; en la segunda, los aplica al mundo antiguo, concretamente al ámbito grecolatino. La obra se complementa con un útil anexo de textos acertadamente seleccionados que ilustran los capítulos. Estos están precedidos de sus respectivas introducciones (que contienen su contexto histórico, explican la importancia del fragmento y justifican su inclusión en el anexo) y sucedidos de tres preguntas pertinentes que animan al lector a reflexionar y lo orientan sobre los aspectos más importantes de cada texto. Principalmente son fuentes clásicas; pero también las hay contemporáneas, especialmente las referidas a la primera parte del libro.

En la primera parte, compuesta por los capítulos «1. La identidad sous rature» y «2. Etnicidad y etnogénesis», los autores hacen gala de un amplio conocimiento de los fundamentos filosóficos y del estado de la cuestión de los términos identidad y etnicidad. Se trata de una contribución utilísima para un amplio espectro de profesionales, no necesariamente pertenecientes al campo de las Ciencias de la Antigüedad.

La herramienta derridiana de colocar un concepto «bajo tachadura» («sous rature») es el recurso escogido por los autores para justificar su amplia explicación de identidad en el capítulo 1, donde exponen su particular visión de este término, alejada de los esencialismos. Para los autores, la identidad es aquello que nos ayuda a comprender nuestro lugar en el mundo desde múltiples puntos de vista, lo que lleva necesariamente a la interseccionalidad de distintas identidades. Estas siempre se construyen a partir de la alteridad y de las circunstancias históricas, razón por la cual las identidades tienen un fuerte componente de contingencia. Desde este prisma, los autores abordan a lo largo del capítulo aspectos tan interesantes como la construcción social de las identidades, la necesidad de producir «otredad» en los marcos teóricos poscoloniales y la recepción de las identidades antiguas en la construcción del presente.

Cruz y Machuca subrayan que múltiples identidades pueden convivir en un individuo o en una colectividad, y dejan claro que su obra se centra en un tipo en particular: la identidad étnica. El segundo capítulo de su libro consiste en explicar precisamente esta elección, para lo cual se impone desmenuzar el concepto de etnicidad. Con el fin de definirlo, se apoyan en buena medida en los términos acuñados por Hobsbawm y Anderson (comunidades políticas imaginadas), ya que consideran fundamental asumir que la identidad étnica es un constructo que se activa en determinadas circunstancias, como reacción a estímulos externos. Este capítulo, que los autores resuelven con probada solvencia, es especialmente difícil, ya que, como ellos señalan, no es tan sencillo hallar una buena definición de etnicidad. Resulta muy útil a tal efecto el repaso de la lista de A. D. Smith (p. 46) donde se indican los «denominadores comunes» de un grupo étnico. De estos elementos fundamentales, Cruz y Machuca profundizan en el segundo: la historia común que, según concluyen, suele estar al servicio de las elites.

La Antigüedad es, según afirman los autores al comienzo del tercer capítulo «Etnicidad, identidad y mundo antiguo», la primera vez que el conjunto de elementos que se han descrito para definir las identidades colectivas funciona en entornos o marcos estatales de forma precisa (p. 67). Tras una exposición de las limitaciones de las fuentes para el estudio de las identidades étnicas en el mundo antiguo, Cruz y Machuca se centran en dos de las que ellos consideran las más provechosas: por un lado, el género literario de la geografía, que precisamente es una de las líneas de trabajo de Cruz Andreotti, y, por otro, la arqueología, punto en el que subrayan la encomiable labor de Fernández-Götz en lo que respecta a la identificación de marcadores étnicos de las comunidades protohistóricas europeas (p. 94-95). En este punto es donde, muy oportunamente, los autores retoman ideas trabajadas en obras anteriores para recordar al lector que la existencia de estas expresiones de identidad étnica no implica necesariamente una resistencia al nuevo orden (en este caso, el romano), sino una forma propia y particular de integración en él. Aquí el lector podría echar en falta alguna referencia más al encaje de otros elementos como la lengua o la religión (y lo que a este fin pueden aportar las fuentes epigráficas y numismáticas) en esta propuesta sobre la definición de las identidades étnicas.

Tras esta declaración de intenciones, el volumen transita por el mundo griego y romano (especialmente el segundo) en los dos siguientes capítulos. Necesariamente el enfoque de ambos ha de ser distinto: ni las fuentes literarias, ni las casuísticas de las diversas identidades étnicas que entraron en contacto con griegos y romanos son equiparables, ni mucho menos la forma de relacionarse con ellas. El capítulo cuarto, «Etnicidad e identidad en el mundo griego», está estructurado diacrónicamente en dos, en una oposición entre la Grecia arcaica y clásica, por un lado, y el helenismo, por otro. Resulta fascinante la exposición de la complejidad de la dimensión de las identidades helenas, así como el cambio de
paradigma a partir de Alejandro Magno, cuando se generaron múltiples microidentidades étnicas, entre las que los autores han elegido profundizar sobre la fenicia y la judía.

El capítulo dedicado a la etnicidad e identidad en el mundo romano es el más extenso de la obra. El oficio de los autores, que han abordado este tema en otras ocasiones, queda manifiesto en un apartado (que cuenta con su propio estado de la cuestión) en el que se retoma de nuevo el debate sobre el concepto de romanización (un término que posiblemente también podría colocarse «bajo tachadura») y la adecuación de pretendidos sustitutos como hibridación o glocalización. Cruz y Machuca emprenden aquí una tarea harto difícil, como es la definición de la identidad romana, y lo hacen desde un punto de partida muy acertado: la diferencia entre «ser romano» y «convertirse en romano», tomando prestado el título de la obra de G. Woolf. Posiblemente el éxito del imperio, como recuerdan los autores al subrayar la importancia del concepto de origo, fue que para «convertirse en romano» no era necesario ser ciudadano (p. 163, donde, por otra parte, hay una pequeña errata que impide la comprensión en una primera lectura: «(…) cuando nonos»] encontramos en un contexto de guerra civil casi permanente») y que había varias formas de «ser romano» (Arno, 2012). De hecho, según argumentó Cicerón, la incorporación de los enemigos al imperio fue lo que trajo consigo la hegemonía romana (p. 175).

Es precisamente la incorporación de distintos grupos étnicos al orden romano lo que es difícil de enfocar, puesto que cada grupo marcó sus ritmos y gestionó esta transformación de forma distinta, un asunto que ha sido abordado en abundancia en la investigación, razón por la cual en la presente obra se han seleccionado algunos ejemplos señeros, como las monedas bilingües de Abdera (Adra, Almería) o las inscripciones lusitanas.

El capítulo final se centra en el bárbaro («6. La barbarie más allá de las fronteras. Hacia una taxonomía de la barbarie»). Aquí los autores vuelven a las fuentes literarias, concretamente las etnográficas, y eligen tres ilustrativos casos de estudio, muy distintos entre sí en lo que respecta a la sensación que producían en el ideario grecolatino: escitas, persas y egipcios. Posteriormente, Cruz y Machuca ofrecen un panorama muy didáctico sobre los grandes hitos del género de la etnografía, especialmente la histórica, comenzando por Agatárcides, cuyo trabajo culminaría Posidonio, siguiendo por la Germania de Tácito y terminando por Amiano Marcelino. Cierran el trayecto con la significativa expresión de San Agustín, con la que podría darse por terminada la concepción «clásica» de las identidades étnicas, según la cual el de Hipona considera que tiene dos pertenencias: la terrenal y la divina (ciuitas Dei).

Ciertamente, el argumento que emplean Cruz Andreotti y Machuca Prieto para justificar la necesidad de este libro es muy pertinente: el (ab)uso de las identidades, especialmente étnicas y nacionales, a nivel social y político es constante y cotidiano; y se revela imperiosamente necesario comprender la complejidad, la fragilidad y la contingencia de la naturaleza de estas construcciones para evitar que se conviertan, siguiendo la acuñada expresión de A. Maalouf, en «identidades asesinas». Esta obra, dado el carácter amable de su redacción, la precisión de su contenido y su encomiable grado de objetividad es, por tanto, una sólida piedra angular para todos aquellos investigadores (y docentes) interesados en aplicar la perspectiva de las identidades, especialmente las étnicas, a su trabajo.

María José Estarán Tolosa
ORCiD https://orcid.org/0000-0002-9650-7652
DOI: 10.1344/Pyrenae2023.vol54num2.13

Bibliografía citada

CRUZ ANDREOTTI, G., 2004, De identidades y de identidad, en G. CRUZ ANDREOTTI y B. MORA SERRANO (eds.), Identidades étnicas, identidades políticas en el mundo prerromano hispano, Universidad de Málaga, Málaga, 7-14.
CRUZ ANDREOTTI, G., 2009, Etnias, fronteras e identidades en la Antigüedad hispana: algunas precisiones metodológicas a partir de las fuentes escritas, Arqueología espacial 27, 63-77.
CRUZ ANDREOTTI, G., 2016, Etnias e identidades antiguas: hacia el cambio del paradigma esencialista, en F. J.
GONZÁLEZ PONCE y F. J. GÓMEZ ESPELOSÍN, A. L. CHÁVEZ REINO (eds.), La letra y la carta: descripción verbal y representación gráfica en los diseños terrestres grecolatinos: estudios en honor de Pietro Janni, Universidad de Sevilla – Universidad de Alcalá (Colección Monografías de Gahia, 1), Sevilla-Alcalá, 167-182. MACHUCA PRIETO, F., 2019, Una forma fenicia de ser romano: identidad e integración de las comunidades fenicias de la Península Ibérica bajo poder de Roma, Editorial Universidad de Sevilla (Colección Spal Monografías de Arqueología, 29), Sevilla.
MACHUCA PRIETO, F., 2020, La etnogénesis de las comunidades fenicias de la Vlterior-Baetica. Continuidades culturales, identidad étnica y dominio romano, Latomus 79-1, 91-125.

Compartir
A %d blogueros les gusta esto: