Julio César en Desperta Ferro

Julio César en Desperta Ferro

Hoy tenemos el placer de anunciar que acaba de salir publicada otra reseña del libro Julio César: muerte de una república, en la Revista impresa Desperta Ferro (nº 66) y escrita por Antonio Checa Sainz.

Aquí la compartimos.

Si preguntáramos a cualquiera que nos dijera algún personaje de la época romana, no cabe la menor duda de que Julio César sería el más citado. Cine, tebeos y televisión le han convertido en parte de la cultura popular. Si se desea acudir al César histórico puede ser un buen comienzo este libro. A lo largo de sus páginas van desgranando su actividad política y militar hasta el momento de su muerte y posterior ensalzamiento gracias a la propaganda de su sobrino nieto Augusto, quien basó su legitimidad precisamente en ser heredero del gran César. Desde luego estamos ante una de las personalidades más interesantes de su tiempo. Fue un militar exitoso que conquistó un enorme territorio en tan solo nueve años para admiración de sus compatriotas. Se le puede considerar también un intelectual con múltiples inquietudes, que llegó a escribir incluso un tratado sobre gramática estando en campaña. A él –y a la ayuda que le prestó el astrónomo Sosígenes de Alejandría– se debe que tengamos un calendario de 365 días con uno bisiesto cada cuatro años.

Sin embargo, su figura fue sumamente polémica entre sus coetáneos y entre los historiadores posteriores, quienes veían en él al fundador de un orden nuevo o a un tirano. Miembro de la aristocracia, nació durante el último siglo de la República romana y desde joven intervino en política, lo que le supuso momentos de peligro personal durante la dictadura de Sila. Roma vivió durante esa época una situación de crisis política permanente que al mismo tiempo no impedía la anexión de nuevos territorios. Las conquistas agrandaban las crisis, ya que creaban generales victoriosos como Pompeyo quienes, al frente de sus ejércitos y con enormes riquezas fruto del botín, podían cuestionar la autoridad del Senado. Cuando César desobedece al mismo y cruza el Rubicón con sus soldados está iniciando una guerra civil que supondrá el fin definitivo del sistema republicano. Al terminar la contienda comenzó una toda una serie de reformas encaminadas a cambiar el régimen político de la ciudad. Se pudo ganar la aprobación popular con la reanudación de los repartos de trigo gratuito para los ciudadanos y con proyectos edilicios que buscaban embellecer Roma y aumentar el número de viviendas disponibles.

Para los autores le importaba poco la tradición y no ocultó su falta de respeto a las instituciones. Aunque muchas de las historias que se cuentan sobre su tentación de ser nombrado rey son muy posteriores y por tanto dudosas, sí que tenemos señales claras de que se quería elevar por encima de todos los demás magistrados, como el hecho de acuñar moneda con su efigie o colocar su estatua junto a la de los dioses en determinadas celebraciones. El “asesinato más famoso de la historia” fue el intento desesperado de la vieja oligarquía de revertir la situación. Fue en vano. La República ya era insalvable y fue sustituida por un poder nuevo que se configuraría definitivamente con Augusto.


Compartir
%d