¿En serio tiene que venir un grupo de prestigiosos especialistas universitarios en educación a contarnos que aprender jugando está de moda? ¡Hala, venga! Pero, ¿esto no lo hacían ya los retores que instruían a los hijos de familias patricias en la antigua Roma? ¿Acaso el juego, desde la más tierna infancia, no es el primer mecanismo de aprendizaje? Sí a todo. No hay juego que no eduque aunque existe la educación desprovista de juegos.
El y la docente vocacional –la mayoría, afortunadamente– de todos los niveles tiene integrados, en mayor o menor medida, los juegos en su trabajo cotidiano, ahora bien, la potencia lúdica, casi infinita, que la TIC ponen a nuestro alcance nos obliga a estudiar la gamificación con otras gafas.
Juegos y gamificación. Evidencias científicas para su integración en educación nos expone todo los que sabemos hasta hoy sobre las utilidades de los juegos en educación. Es el primer manual con evidencias científicas (lo que va más allá de nuestra mera intuición) sobre este asunto pero, además, pretende que al rigor se sume una honestidad absoluta. Aprender jugando es útil pero ni todos los juegos educan ni los juegos, por sí mismos, son una suerte de bálsamo de Fierabrás que lo cura todo.
En esta línea, la obra no huye de exponer, también con evidencias científicas, los peligros a los que determinados juegos o, mejor dicho, determinada forma de jugar, someten a nuestra juventud.
Editorial Síntesis pone a disposición de cualquier profesional o estudioso de la docencia o la pedagogía una obra, hoy, imprescindible.