Es probable que, si analizamos lo que se sabe de Alejandro Magno, llegáramos a la conclusión de que era persona de muy elevada inteligencia emocional. El helenismo no es sino resultado de la manera en que el macedonio entendía la forma de dominar las emociones de los pueblos que iba conquistando, de su propio y leal ejército y las suyas propias. Pero, como sabemos, aquello que no se nombra no existe y la denominación “inteligencia emocional” se acuña hace pocas décadas (1985) y nos impregna colectivamente gracias al bestseller de Goleman, en 1995.
La doctora Aspiazu y el doctor Esnaola, de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Universitatea, repasan en esta interesantísima y amena obra los estudios de los mayores expertos mundiales en inteligencia emocional, los qué, los por qué pero, sobre todo, los cómo.
Intercalando estudios académicos de primerísimo nivel con anécdotas personales de sus viajes por todo el mundo, comparten con el lector hasta qué punto, determinados aspectos de la expresión de las emociones son comunes –y cuáles no– a la sabana africana, las calles de Bangkok o una gran urbe canadiense.
Inteligencia emocional. Una cuestión cultural, es lectura dotada del rigor de los textos académicos de Síntesis y que, como es común en los trabajos de esta editorial, equilibra de manera adecuada la labor de investigación académica –para psicólogos, antropólogos, sociólogos etc.– con la lectura atractiva destinada al público interesado y no especialista.